The author

Tenerife, Islas Canarias, 1973

Quedó seducido por el surf, las olas, y el espíritu de los surfistas cuando sólo tenía quince años. Esta fascinación por el mar, despertó en él la necesidad de capturar el ambiente. Su padre contribuyó al despertar de esa pasión, regalándole su primera cámara, un importante y vital paso en su acercamiento hacia la fotografía. Con el equipo a su disposición, su carrera como fotógrafo profesional empezó a rodar. Sus primeros pasos fueron como freelance, colaborando con revistas nacionales. Sin embargo, José V. Glez quería más. Creó su propia revista de surf, "Radical Surf Magazine", y ahora es el editor fotográfico de dicha publicación, que lleva en el sector más de veinte años. La total dedicación a su oficio ha sido crucial en el reconocimiento y la reputación de la que ahora felizmente disfruta en los medios de comunicación, no sólo en España, sino en el resto del mundo. Pero no es sólo el surf lo que despierta su curiosidad, ha diversificado su trabajo y ahora es también un especialista en otros campos, incluyendo moda y fotografía de reportaje, entre otros. 

Durante su carrera ha protagonizado varias exposiciones fotográficas y ha colaborado con los bancos de imágenes más prestigiosos de España, las agencias ASA y Fotostock, mientras que al mismo tiempo, contribuía y sigue contribuyendo con diversas revistas a nivel mundial. José V. Glez es un pionero en la fotografía de surf en las Islas Canarias, abriendo las puertas a muchos otros fotógrafos que hoy en día han seguido sus pasos. Viaja constantemente para estar cerca de esos momentos que el surf precisa. La fotografía se ha convertido en su vida, su razón de ser. Imaginar a José V. Glez sin una cámara en sus manos sería impensable. Los instantes que atrapa en el tiempo, se caracterizan por un cuidadoso estudio de la luz al natural, y el toque personal que da a sus imágenes, les atribuye una calidad única.

Su manera de ver el retrato, es a través del medio formato con la Hasselblad 503 y la Rolleiflex, en 6x6, mientras que para aquellos retratos especiales, se decanta en trabajarlos con la Deardorff 8x10 en gran formato. El paisaje lo realiza con la Bronica 6x4.5. En la calle o reportaje de una historia, lo desarrolla con la Leica M6 en 35mm y los diferentes modelos de Polaroid Land, entre ellos el Impulse y la 635CL. Sin embargo, el tiene un especial sentimiento hacia la Speed Graphic 4x5 y a su larga colección de cámaras.

Mery Barrios. Redactora jefe Radical Surf Magazine

 

José V. Glez, es un fotógrafo muy experimentado. Su fotografía siempre es pura y limpia. No usa trucos, es discreto, tan sólo sus fotografías de surf son puro arte. Es un maestro en la creación de los estados de ánimos. Uno de mis fotógrafos favoritos de Europa.

Peter Taras. Editor y fotógrafo de la revista americana Surfing

 

Siempre nos ha encantado sus fotos y la variedad de añadir, a través no sólo de las olas, si no de lo que nos rodea, imágenes que nos encontramos por el camino, pero que pocos saben transmitirla como el. 

Alex Dick-Read. Editor y fundador de la revista inglesa Surfer´s Path

 

Desde hace ya un montón de años, las fotos de José V. Glez han venido ilustrando en 3Sesenta las mejores marejadas que han llegado de nuestro "Hawaii particular", las islas canarias y otros super spots del mundo.
Dedicado a ello en cuerpo y alma ha sabido captar en imágenes la atmósfera, la luz, el contraste y el color que se vive en esos momentos únicos y mágicos.
Cuando los demás remaríamos con todas nuestras fuerzas para adentro, y no ser casados por la serie, José V. Glez se planta en el huecazo esperando que pase el más gallo de la sesión para inmortalizar el instante. Esta es su forma de hacer las cosas. No siempre son las fotos de acción, en el retrato también destaca, no es solamente técnica fotográfica, la sensibilidad y el trato humano son partes necesarias para que el modelo no se sienta violento ante el objetivo. José V. Glez, sabe como hacerlo.  

Jakue Andikoetxea. Director de fotografía en la revista 3Sesenta 

 

La fotografía de surf requiere paciencia, tesón y algunas veces un poco de creatividad. Las imágenes de José V. Glez, transmiten todos estos factores, y más aún cuando decide trabajar con flash dentro del agua. Es uno de esos profesionales que combina muy bien la luz ambiente, con la luz artificial dentro del agua, prueba de ello es el premio de fotografía Nikon que ganó.    

Juan Fernández. Reputado fotógrafo gallego

 

Es surfer y ese aspecto se nota en sus fotografías quien conoce perfectamente cual es el momento adecuado para inmortalizar los instantes sublimes dentro del surf. Tiene la gran suerte de vivir en el Hawaii europeo, las Islas Canarias. Podríamos decir que es su gran estudio al aire libre donde su fotogtrafía tiene una identidad propia. Es fresca y sobre todo única ya que es una mirada muy experimentada. Un gran fotógrafo.

Jose Haya. Director Surf Limit Magazine

 


 

Entrevista realizada por "Nikonistas"


¿Cuánto tiempo hace que se dedica a la fotografía como profesión?
Desde el momento en que miré por el visor y al encuadrar ese momento, supe que un largo camino me estaba esperando. No hay una fecha cronológica exacta que marque mis inicios, sino, una manera de expresar lo que en esa década, rodeaba mi entorno diario. En el 92 comenzó realmente la pasión por la fotografía, convirtiéndose en profesión.

¿De dónde viene su vocación?
Pienso que del interés, la curiosidad sobre el mundo editorial. Ese hecho de estar observando los pies de fotos, el diseño, la composición. Despertó ese instinto en pretender retratar lo que tenía entre mis manos.

¿Cuál es el género fotográfico al que más se ha dedicado?
Es cierto que gran parte de mis obras son fruto del océano, pero nunca me he considerado un fotógrafo especializado o encasillado en un género en concreto. La vida nos ofrece constantemente situaciones muy variopintas como para centrarse en un tema de por vida. Considero la fotografía mi manera de entender cualquier momento, ya sea preparado o inesperado.

¿Cuáles considera que son sus referencias fotográficas?¿Quién o qué ha inspirado su forma de ver la fotografía?
Cualquier fotógrafo de la agencia Mágnum, Henri Cartier-Bresson, René Burri, David Alan Harvey.
Los retratistas Richard Avedon y Annie Leibovitz nunca han dejado de sorprenderme.
Entre los españoles siempre me ha encantado ver trabajos de Alberto García Alix, Isabel Muñoz, José Manuel Navia, Cristina García Rodero y Ramón Masats.

¿Recuerda su primera foto profesional?
Ese recuerdo es imborrable por varias razones. Tras realizar la sesión y elegir la diapositiva acertada que gustase a la revista, comprendí la responsabilidad que tiene el editor a la hora de seleccionar si dicha imagen reúne lo que ellos buscaban.
Y por último, la sensación que tuve al recibir un sobre con el remitente de la revista, sin saber que medio espacio era mío. Esa satisfacción, fue crucial en mi carrera.

¿Recuerda cuánto le pagaron por ella?
1.700 pesetas. Teniendo en cuenta el tamaño al que fue publicado, media pagina, en un especial fotográfico, fue un cruda realidad de como era la situación editoral en el mundo del surf.

¿Cuáles son las ventajas que encuentra en la fotografía digital?
Como es obvio la rapidez en saber si uno tiene los resultados y la calidad de la digitalización.

¿Qué echa de menos de las analógicas?
El haber perdido el entusiasmo cada vez que iba al laboratorio a recoger las cajas de las diapos. Y por supuesto, los materiales tanto de las lentes como de los cuerpos. Antes de la era digital, se fabricaban más robustos y con un mejor acabado.

¿Qué piezas de su equipo valora más?
La lente 50mm manual 1.2 Nikon, la camara de gran formato 8x10 Deardorff, La Leica M6 y sobretodo la Hasselblad 503.
 

¿Qué foto le gustaría hacer que todavía no haya conseguido?
Sacarle un mayor rendimiento a los retratos con luz natural.

Seguiré en busca de la fotografía de calle. Encuentras tomas muy locas que hablan de nuestra sociedad. Unas calles llenas de historias, es lo que hay en cada instante de este planeta.
Principalmente me queda por hacer un camino interminable
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¿Qué destacaría con orgullo del mundo de la fotografía?
La libertad de expresión.

¿Qué le gustaría eliminar, si pudiese?
El no poder trabajar relajado por las calles como lo hacían en el siglo pasado, con total naturalidad y entrega de los ciudadanos.

¿Qué tres libros de fotografía nos recomienda?
A Photographer´s Life de Annie Leibovitz, René Burri Fotografías y In the American west de Richard Avedon.

Nos puede decir, qué exposición fotográfica de las que ha visto más le ha impactado…
National Geographic en el año 97. La sociedad ofreció una espectacular exposición alrededor del mundo, la cual, pude ver en S/C de Tenerife.

Por favor, explíquenos alguna anécdota curiosa que le haya ocurrido realizando alguno de sus trabajos.
Ese día se daban unas condiciones realmente excelentes para realizar tomas dentro del agua a los surfistas en Lanzarote. Estaba en la orilla, cuando de repente las olas empezaron a crecer y pensé que era el momento indicado para ir al agua e inmortalizar a los surfistas dentro de los tubos. Me puse el traje, metí la cámara dentro de la carcasa y en diez minutos estaba debajo del temido tubo del Quemao. Estaba colocado debajo del labio, en la zona de alto impacto, cuando después de una hora me doy cuenta que la cámara estaba apagada. Nunca había salido con tanta rapidez del agua. Abrí la carcasa, encendí la cámara y volví a entrar, pero a mitad del camino salían los mejores. Ellos creían que el trabajo estaba más que hecho...
Sentí mucha impotencia, vergüenza y decepción por no poner toda mi atención mientras preparaba el equipo. Fue el día en el que sabía que podía arriesgar en la peligrosa ola del Quemao, pues en la mayoría de sesiones esta ola no da las posibilidades de estar con un ojo de pez. Fue un grave error, que pague muy caro.

¿Hacía donde cree que camina la fotografía?
Al mismo lugar de origen, hacia la sensibilidad y el amor
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Entrevista realizada por "Jeremías San Martín" para Red Bull 

 

Hablar de José Vicente González es hablar de la historia de la fotografía de surfing de las islas Canarias. Pionero de la fotografía acuática en las islas, ha pasado más de media vida con la cámara a cuestas. Sus fotos y su trabajo en Radical Surf Magazine han dejado huella dentro y fuera del sector de las olas que hoy le rinde este merecido homenaje con esta entrevista.

¿Quién es José Vicente González?

Definirse uno así mismo es curioso o gracioso, mejor dicho. En cualquier caso, me defino un ser libre, apasionado de la vida que mantiene la ilusión en sentir cada instante. Pienso que sigo siendo aquella persona de la infancia donde sentía curiosidad por el mundo y quiénes lo habitan con su extenso abanico cultural.

Con mi primer sueldo como monitor de aeróbic, con tan sólo diecisiete añitos, compré el que fue la inspiración de este camino. Un libro de tapa dura de National Geographic con el icónico rostro de la niña afgana tomada por Steve McCurry. Recuerdo que llegué incluso a esconder el libro para que nadie de mi entorno en el piso que compartía lo manoseara.

Era mi tesoro... Soñaba con andar por Yosemite como Ansel Adams con un trípode de madera y dormir al aire libre donde se terciara por el Parque Nacional de Yellowstone...

En el colegio me fascinaba la geografía e historia. Sin embargo, los conocimientos sobre el mundo eran muy elementales y nunca tuve la oportunidad de realizar el tan deseado viaje de fin de curso. Ese hecho, por muy estúpido que parezca, me influyó. Sentía la necesidad de salir del pueblo y apartar las revistas que tanto me trasladaban hacia lugares como: Aire Libre, Surfer Magazine, National Geographic, Surfing Word y Surfer´s Journal.

Mis amigos hablaban de motos, fútbol y hacer "chuletadas", momentos que vivíamos juntos, pero mi mente andaba en otros derroteros ajenos al círculo. Siempre estaba pensado y eso me angustiaba ya que mis inquietudes aún estaban por definirse.

La cultura sobre el mundo fue quien me sedujo y me hizo que saliera de mi zona de confort.

¿Dónde naciste y dónde vives?

Nací en Santa Cruz de Tenerife el 11 de septiembre del año 73. Estuvimos en el Puerto de La Cruz hasta los dos años y medio. Luego nos mudamos al pueblo donde mis padres crecieron, Icod de los Vinos.

Desde los diecisiete años que salí del pueblo he sido muy afortunado de poder convivir con personas que han marcado mi vida y me han enseñado valores tan importantes como son el respeto, la armonía y la lealtad.

Hoy en día resido en uno de los enclaves de mayor belleza natural de la isla: los Acantilados de Los Gigantes o la “Muralla del Infierno”, como se conocía en tiempos de los Guanches.

Todo es maravilloso desde aquí al poder ver cada noche las luces de Hermigua en La Gomera, pueblo que siempre me ha encantado. Realmente estoy cerca de mi apasionada Isla Baja, la cual ha sido mi refugio y donde he crecido observando y adentrándome en sus mares.

¿Cuándo empezaste a hacer fotos y por qué? ¿Cómo se consigue vivir de la fotografía?

Pasaba largas horas viendo los albúmenes familiares e impregnándome con el olor que desprendían las copias. También devoraba todas las revistas que llegaban a casa; moda, prensa rosa, los periódicos y libros. Sobre todo, me gustaba mirar el diccionario y la enciclopedia con sus correspondientes ilustraciones. Pienso que tal debilidad me ayudó a desarrollar un mundo que nunca imaginé.

Realmente me aburría estudiar, no le encontraba sentido y explicación ir y salir todos juntos del instituto y atender como borregos cuando podía estar en Groenlandia aprendiendo de ese sistema de vida nómada basado en desplazarse de una aldea a otra en trineos con perros o barcos. Cuatro años de instituto me parecían una eternidad sin realmente conocimientos de la vida.

Pasaba horas, por no decir el curso entero, dibujando, soñando, cogiendo olas... Cuando venía alguien nuevo a clase, sentía una rápida confianza en esa persona al ser de fuera... Sentía el ansia de saber qué carajo estaba haciendo aquí si venía de Valencia...

Fue una lucha e impotencia por parte de mis padres ante un hijo único que pensaba diferente al resto e intentaban encarrilarme. Reconozco que no se los puse fácil, pero confiaron plenamente en mí y de eso sí fui muy consciente. Es complicado cuando eres adolescente y eres incapaz de expresar lo que sientes para no hacer daño a quiénes te protegen y desean lo mejor para ti.

Un día en la cocina, al anochecer mientras mi madre planchaba, le comenté a mi padre que había una cámara que me gustaba. Sabía que las probabilidades eran nulas, pero él me respondió: "¿Dónde hay que ir a comprarla?" Ese momento marcó mi futuro. Me quedé tan perplejo que recuerdo que agaché la cabeza y se me cayeron las lágrimas…

Semanas después ponía el ojo en el visor de la Nikon 601 con un zoom 35-70mm F 5.6. Es ahí cuando sentí la llamada de mi cometido en esta vida. Por aquel entonces daba clases de baloncesto, mantenimiento y aeróbic. Al poco tiempo comencé una nueva etapa dentro del montañismo ofreciendo excursiones, descenso de barrancos y espeleología por la isla de Tenerife, junto a otros dos compañeros, en las que de alguna manera me sensibilizó mucho más. Todas estas actividades las compaginaba también con la faceta de modelo en donde recuerdo que prestaba más atención a cómo trabajaban los fotógrafos y sus ayudantes, que a los casting y los trabajos en sí.

Todo eso sumaba y me hizo ser bastante extrovertido, aspecto que es vital a la hora de saber llegar a determinados círculos dentro de la fotografía y conectar.

Y entonces llegaron tus primeras fotos...

Las primeras fotos las ponía al lado de las revistas para saber si lo que estaba haciendo tenía algo de interés de cara a los lectores. Por que mi intención era colocarlas en las revistas y no sabía muy bien si tendría sentido toda mi ilusión…

A mis amigos de la playa les vendía las fotos y con eso me pagaba los costes de la película, el revelado y sus copias. Luego, las que me parecían mejores, las enviaba a los pocos medios que había por aquel entonces: 3Sesenta, Surfer Rule y Rompeolas. Mis primeros books de modelos se los hacia a mis compañeros de la agencia y ellos después me las hacían a mi. Fue una etapa de aprendizaje donde compartimos el momento culminante de la juventud y esa fiebre por dar lo máximo de uno.

El negativo lo dejé cuando, después de mi primer envió a las editoriales, me llamaron para decirme que usara únicamente diapositivas. La impresión en el mundo editorial daba mejores resultados con un grano más fino y detallado en cuanto a la gama de colores que el negativo ofrecía. Aunque siempre discrepé ante un buen escaneado y correcto tratamiento de la imagen y darle una oportunidad al negativo.

Sabía invertir el dinero ganado de todas mis inquietudes para trasladarlo a la fotografía, mi propósito final. Sabía lo que debía hacer, siempre fui un niño muy espabilado y seguro, lo cual también me daba seguridad en mis decisiones. Nunca tuve vicios que pagar y parte de los ingresos los destinaba en mejorar el equipo y salir alrededor del archipiélago para formarme en el campo.

Hubo, en el pasado, un período de 'boom industrial' en torno al surf, donde se podía vivir de manera esporádica de la fotografía de surf. Hoy en día ser autónomo o no, con la finalidad de vivir de la fotografía del surf, es impensable.

En otros sectores se puede vivir de ello, pero aquí tienes que pelearte con el intrusismo, gente que lo regala y, al final, se ha terminado por perder la ética profesional, lo que nos ha llevado a reinventarnos. Por que, quienes deben poner freno, nos dicen que los recortes son los que marcan las prioridades y, cuando es GRATIS, ya no se contempla el respeto al autor y su carrera. Ya no se negocia, no existe el diálogo y, mucho menos, los acuerdos de palabra.

Hoy todos se denominan "auto-fotógrafos" pero yo creo que para llegar a dominar una especialidad debes formarte, demostrarlo y ganarte un respecto. Y, mucho menos, caer en el error de divulgarlo por que afecta y confunde a esa parte de la sociedad que carece de conocimientos. A mi juicio hay un exceso de sobreinformación que no llegamos a digerir ni a darle el tiempo y espacio que merece. Por lo tanto a la pregunta de cómo se consigue vivir de esto, creo que más bien debería ser, ¿cómo se consigue sobrevivir?

¿Para quién has trabajado? ¡Háblanos de tu reciente incursión en el mundo de la moda y los bikinis! ¿Has hecho algún otro trabajo fuera del surf?

He trabajado con muchas empresas que le dan el valor que merece tu trabajo y hacen todo lo posible por seguir contando con tus servicios aunque haya presupuestos bajos. He tenido el privilegio de publicar en las grandes editoriales vinculadas al mundo del surf.

Hubo unos años que, como editor de Radical Surf, decidimos que mis trabajos eran en exclusiva para el medio y fuimos fieles a nuestro acuerdo con la intención de mostrar un contenido propio con identidad y único.

Invertimos durante unos buenos años en mis viajes con la intención de tener un punto de vista diferente al americano o australiano. Ahí estábamos en la gran mayoría de los CT´s cubriendo la parte de competición y su freesurf. Un canario que tuvo que meterse donde pocos tienen acceso con diplomacia y camaradería con un objetivo: encontrar el reconocido de los surfers y, posteriormente, de la industria. Fue un reto que logramos. Sin embargo, la industria no reaccionaba y, después del vaciamiento criminal de una sociedad llamado “crisis”, tuve que tomar algunas de las decisiones más dolorosas de mi vida, y ello me llevo a retomar el mundo de la moda.

Al tener conocimientos sobre la parte interna y su desarrollo en el mercado canario, pase una temporada en Gran Canaria adaptándome a los cambios y dejando que el tiempo hiciera el resto. Me podía hacer perfectamente diez modelos en un día...

Desde pequeño he sentido admiración profunda por la mujer y ello me ha llevado a estar rodeado de seres extraordinarios que me han ayudado a lo largo de mi carrera profesional. La moda requiere una dosis de disciplina y sensibilidad en la que hay que ser contante y en la que cada uno de esos eslabones en cualquier momento pueden flaquear, y es ahí cuando necesitas personas de confianza a tu alrededor con su comprensión y apoyo incondicional.

En los bikinis procuro que haya una relación de sangre o una conexión de amistad natural para que tenga un registro con chispa, gracia y que a su vez sea salvaje. Son perfiles bien seleccionados por que no todas las chicas tienen la actitud necesaria para representarlo.

Hay muchos trabajos al margen del surf en los que encuentras una inmensa gratificación y que te ayudan a darte cuenta de que los límites no existen, si de verdad crees en el proyecto. Hace dos años, por ejemplo, fui a la central nuclear de Chernovil en Ucrania. Una vez allí, te invaden emociones con las que tienes que lidiar para seguir avanzado. Eres consciente de que se han realizado infinitos reportajes sobre la catástrofe, pero es tu visión y de ti depende todo. Fue otro reto cuando se publicó.

Hay trabajos que cuesta más venderlos que otros, pero tal vez el tener encima esos ojos críticos que dirían un sí o un no al proyecto, son la clave fundamental para crecer e ir a proyectos más desafiantes. ¡Sólo depende de lo que tú seas capaz de ver! Por suerte, soy yo quién decide qué proyectos hacer y luego los presento.

Vivir en Canarias, ¿es una ventaja o un handicap?

Las ofertas de vuelos nos ayudan a salir y descubrir las maravillas que hay fuera de las Afortunadas. Quien no sale, aunque sea por dos días, es por falta de espíritu e inquietud, por que el planeta se mueve desde hace dos décadas a pasos gigantes. El sofá y el restaurante habitual a mí también me agrada y lo disfruto, pero creo que debemos darnos oportunidades y conocer lo hermoso que es degustar el frío siberiano, una cascada Islandesa o una simple sopa escocesa. Debemos ser partícipes y compartir nuestras riquezas. El hecho de que tengamos uno de los mejores climas, ocio y demás no puede ser un pretexto para no mover el culo de la silla. Nada de decir eso de: "Como aquí, en ningún lugar…"

Para trabajar, vivir en Canarias es una enorme ventaja. Hay muchas olas por descubrir... Siempre he dicho que necesitaría dos vidas para llevar a cabo los reportajes en cada una de las ocho islas y disfrutar de la exquisitez gastronómica y, sobre todo, de nuestras ancestrales tradiciones culturales.

¿Cómo es tu día idílico de trabajo en la playa? ¿Tienes alguna manía a la hora de fotear?

Sin móviles primero que nada y que la energía positiva sea colectiva, además de tener sombra y fruta. Crecí surfeando con lo elemental. Una tabla, unas bermudas, fruta, agua y la amistad de estar dentro remando con tu colega y gritarle cuando pasa delante de ti ante un drop que te hace remontar como una bestia parda. ¡Un surfista por naturaleza es simple, donde el compartir dentro y fuera del mar es lo esencial!

¡Manías creo que no tengo, o por lo menos que yo sepa (risas)! Bueno, me suelo mover con frecuencia cuando sé que tengo lo que buscaba. Pongamos que estás fotografiando a un surfista muy bueno que va a estar en el agua dos horas y al que, además, tienes que entrevistar, pero resulta que las condiciones son realmente buenas y las fotos son cada vez mejores. Necesito moverme mucho para obtener otras perspectivas y hacerle feliz. Siempre soy tendente a sentirme insatisfecho con los resultados. Es más, en ocasiones estoy haciendo fotos de fuera con el traje puesto, y en cuanto sé que tengo lo que busco, entro al agua rápidamente para que exista más diversidad sobre el surfer.

¿Qué opinas de la evolución de la fotografía de surfing? ¿Y de las revistas y los medios de surf?

Que está estancada como consecuencia de no existir medios económicos por parte de los que siempre han estado y de los pocos que despuntan en la fotografía.

Sí, la maldita crisis afectó a todos por igual. El propietario de la tienda ya no vende tanto como antes, ni siquiera haciendo un 50% a sus productos de gama alta. Y hablo a nivel mundial, aunque siempre habrá tiendas consagradas que sigan haciendo grandes cajas, pero estamos hablando de tiendas contadas en Australia, otras cuantas en California y las habituales de Hossegor… Todo es una cadena, aunque haya más escuela de surf que tiendas.

Las multinacionales de antes no dejan economía en las revistas, por el mero hecho de que no hay liquidez para hacer frente a las campañas de toda la vida. Hubo un antes y un después en el mundo editorial y tristemente ha terminado, aunque todo puede dar un cambio en cualquier momento. Quién sabe... Australia es el único continente que se mantiene ahí, vivo y con sus revistas de siempre, pero eso sí, haciendo también malabares.

Un "fotógrafo staff" carece de apoyo para estar todo el año cubriendo las sesiones más importantes. Si hacemos una valoración de todos los freelance que han estado ahí durante décadas, apenas pueden hacer frente a esos gastos y han desaparecido. Quienes viajan es por que tienen otras fuentes de ingresos y lo invierten por pasión. Son contados los que tienen una transferencia justa por hacer un reportaje.

La actualidad pasa por convertirse en fotógrafo en cuerpo y alma de las olas para estar en un mercado ajeno al surf, donde las galerías y las ventas online son sus principales clientes. Se hacen ventas, pero hay ausencia de buenas fotos de surf, de un surfista dentro de un tubo. Muchos pensarán que no es verdad lo que planteo, pero también les hago una reflexión sobre trabajos que presentaban a Surf Europe gente como Alex Laurel y Timo o a Surfer Rule fotógrafos como Víctor González o Juan Fernández... ¿Dónde está esa calidad? ¿Dónde se encuentran esos fotógrafos con sensibilidad que se han matado por hacer un lineup extraordinario? ¿Dónde podemos ver una doble página con la gente de casa y no tener dinero suficiente para hacerte con las cuatro revistas que dominaron el mercado nacional?

Las cosas han cambiado tanto que los jóvenes de hoy en día no saben quién es Tom Curren, y mucho menos Gerry Lopez. Entonces, creo que algo estamos haciendo mal…

Es una gran lástima por que, si hubiese un mercado realmente sólido, todos podríamos estar viviendo del surf y, posiblemente, la buena fotografía de surf tendría un mayor reconocimiento que hace años atrás, pero tristemente hay otra realidad.

Admiro a los pocos que quedan sacando sus revistas puntualmente y siguen creyendo en la buena cultura a través de sus columnistas, creativos, diseñadores y fotógrafos. Hablo de 3Sesenta, quien me publicó mi primera foto, y Surf Limit, a quien por fortuna he tenido el placer recientemente de hacer la portada y parte de un reportaje sobre Tenerife.

Medios hay tantos que es un caos. Pienso que hay épocas que entras en varios y otras que que no ves nada interesante, ya que la gran mayoría cuentan lo mismo.

¡Háblanos de Radical Surf Magazine! ¿Cómo te embarcaste en ese proyecto?

Radical ha sido mi vida y, hace unos pocos años, tomé la decisión de cambiar de tercio y emplear todo mi tiempo fotografiando, en vez de estar todo el día metido en el ordenador. Me siento para editar y escribir, nada más.

Son etapas, pero lo primero para mí es estar al lado de un surfista, una persona, una modelo, tener una historia que contar... Y mucho menos pasarme horas elaborando una noticia en WordPress para luego colocarla en la web y a su vez difundirla por los canales de las redes. Aprendí a hacer las funciones dentro de una editorial y me di cuenta de que la vida se me iba y de que apenas le estaba dedicando tiempo a todas aquellas cosas que tanto deseaba.

Hay personas que les gusta su cometido, saben hacerlo muy bien y son felices haciéndolo. Fue honesta y sincera mi decisión para que el proyecto tenga el reconocimiento que se merece. Me embarqué en Radical por que en Fuerteventura no había nada, más que gente con alma y un Land Rover que se caía a trozos. Veía las olas de la isla de Lobos todas las mañanas y solo... Los surfistas no se hacían selfies... No existía Surfer Europa y El Quemao todavía no era popular. Hablamos del año 95, cuando la tienda Matador en la Avenida de Corralejo colgaba sus Nev con quillas fijas.

Era el momento de estar y seguir este periplo de pasión junto a Miguel Gomá, mi mano izquierda, amigo y hermano. ¡Fue un proyecto de surfistas para surfistas!

De todas las fotos que has hecho, ¿tienes alguna foto favorita?

Hay algunas que han ayudado a los surfistas en su carrera en momentos justos y de las que ha dependido la renovación de un contrato. Es una satisfacción cuando vuelven al agua con el sponsor y te llaman para volver a quedar.

Casi todos los fotógrafos coincidimos en que nuestra imagen favorita está por llegar. Fuera del mundo de surf me siento muy satisfecho cada vez que termino un proyecto. Es reconfortante cuando te llegan palabras de agradecimiento y sabes que la gente está feliz. Porque no siempre es fácil conectar en cuanto a estilos, ideas, etc… Ese margen de confianza que te dan en donde puedes desarrollarte con la plena libertad, se traduce por mi parte en pasión y una entrega absoluta.

Aun así, no me considero un fotógrafo comercial que esté pensado todo el santo día en facturar. No ¡por dios! Observo porque disfruto muchísimo sintiendo lo que hago y es mi manera de entender la magia de la fotografía. El día que lo único que tenga en mente sea facturar, perdería toda la esencia y encanto, de verdad. Para mí los números no son lo primordial de esta vida, afortunadamente.

Es cierto que gran parte de mis ingresos los invierto en viajar, porque considero que de la única manera de seguir creciendo como persona es compartiendo vivencias. Me financio mis propios proyectos, los disfruto con intensidad y, luego, si veo que tienen calidad suficiente para mostrar, intento llevarlos a cabo. Sé como sobrevivir a la fotografía y el resto es pasional, porque no podría avanzar si estoy sometido bajo esa constante presión.

Me cuesta pensar que todo hay que venderlo y darle su valor monetario para que así sea respetado. A veces, optaría por la buena voluntad de aquellos interesados, sin tener que llegar hablar de números. En ocasiones sólo deseo un abrazo sincero y nada más, porque me siento feliz en ese rato durante el que hemos conversado y esa es la parte de la fotografía que me gusta contar. Hay instantes de la vida que no tienen precio bajo mi punto de vista.

¿Tienes algún/a surfer favorito o con el que te sientas más cómodo a la hora de fotear? ¿Y algún lugar favorito para fotear?

Me siento feliz con quien quiere estar dando lo mejor de sí y no desea irse. No tengo un horario para terminar. Si quedamos, no me gusta la gente que está mirando la hora. Es preferible tener un encuentro con un margen de libertad a sentirnos bajo presión. Necesito estar tranquilo y que todo fluya.

Pienso que todos los lugares merecen su máxima atención y no hay que sobrevalorar aquellos que reúnen un escenario más popular. El lugar más horroroso puede convertirse en lo que buscabas y terminar siendo el más bonito encuentro que te haya sucedido. Tenemos que recordar que todo espacio cobra interés según la conexión que surja con quién tienes el placer de trabajar.

Con los años he ido evitando estar en los días claves de mares perfectos porque la multitud y el ambiente en torno al surf no me hacen estar cómodo. Atrás quedó estar alrededor de los pros en olas muy populares. Fue una etapa maravillosa dónde he conocido las olas más poderosas del planeta... Pero eso, tan sólo vivimos una vez como para estar en ese único circulo.

Me considero una persona tranquila que adora la paz y no hay nada más placentero que estar dentro del agua con los tres surfers que has quedado e incluso con uno solo, aunque luego tenga que quedar otros días con el resto. Trato de disfrutar y no de ganarle tiempo a la vida. Si nado cuatro horas y tenemos una imagen que represente su persona dignamente, es fantástico.

¿Qué equipo de fotografía tienes?

Uso Nikon D5, D850 y la D500 para la acción de surf, una combinación que he usado siempre y me ha ido muy bien.

En cuanto a las lentes, he renovado todo lo que usé en esta última década para hacerme con las lentes de los años 80 e incluso mucho más viejas: Nikon 50mm AIS f2, 105mm AF DC F2D, 180mm AF F2.8 y el 600mm AF-I ED F4.

Para la fotografía callejera uso la Nikon DF.

Hasselblad, Roleiflex y Bronica de medio formato para cuando me apetece disfrutar de otra fotografía y estoy muy inspirado. Y, por último, Deardorff 8x10 con el Nikon 360mm copal F5.6 para retratos y paisajes.

¿Algún consejo para alguien que empieza a hacer fotos de surfing?

Que experimente todo aquello que le conmueva por muy descabellado que le parezca. Que sus inquietudes le lleven a descubrir el mundo con un billete de ida únicamente. Y, por supuesto, su entorno, su lugar de origen, porque no debemos descuidar y mucho menos olvidar las maravillas que tenemos a nuestro alrededor.

Tómate tu tiempo. Vé a surfear y cuando de verdad te apetezca narrar una historia, entra y nada, nada y nada…

¿Algún proyecto interesante en mente?

En estos últimos años he ido adquiriendo diversas películas de Polaroid 107 C, 108, 600 y 669 para las diferentes cámaras que tenía. Lo interesante es el proceso hasta llegar a ellas, las horas de conversaciones con los vendedores y esa sinergia en torno a las emulsiones caducadas, llegando algunas a ser del año 69. Es una ilusión que he vuelto a recuperar, ya que hubo unos años que tiré mucho de Fuji FP-100 C y FP-3000B. La finalidad esta por definir. No tengo prisa y será cuando menos lo espere, de eso estoy seguro.

Por otro lado, en breve comenzaré con el "Proceso Colodión", algo que tenía pendiente de hacer desde que le compramos un portfolio a Joni Sternbach para el especial fotográfico anual de Radical. Si mal no recuerdo de eso hace ya siete años...

Durante todo este tiempo me he ido informando y, sobre todo, disfrutando de este mágico proceso para llevarlo a cabo en los diferentes proyectos que tengo pendientes. Ha sido el tiempo que he necesitado para dar el paso y tomarlo con pasión.

 

 

 

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